The big picture

Mirar la foto -grande- desde lejos es uno de los ejercicios más difíciles a los que nos enfrentamos como personas, como seres racionales que viven más allá de la inmediatez.

En definitiva, eso fue lo que nos separó de otras especies de este planeta: nuestra capacidad de entender el mundo y planear nuestras acciones en función de esa comprensión. Planificar, plantar, esperar, sembrar, volver a plantar, domesticar (crear lazos, como diría Saint-Exupéry).

Y aún así, tan humanos y evolucionados (or so we think), no podemos evitar quedarnos hipnotizados ante el pequeño píxel, al detalle de la imágen de la gran foto, al hoy y al ahora.

Siento, animal y humanamente, la puja del hoy y el largo plazo. El instinto de hacer lo que siento ahora-ya, la racionalidad de encontrarle un sentido y justificación.

¿Y si tal vez no hay un enfrentamiento entro lo animal y lo humano? Tal vez no es cuestión de uno u otro, de dejar que la pasión del hoy aplaste nuestra visión de largo plazo o que la racionalidad nos nuble el ahora. Quizás, como el pixel dentro de la foto, ambas cosas no sólo pueden convivir, sino que la existencia de una depende de la otra.

Sin hoy no hay mañana. Sin mañana no hay hoy.